quinta-feira, 27 de janeiro de 2011

El suyo

Un descubrimiento. Un sencillo e importante descubrimiento. Agüeros fructíferos. La sangre que baja. La niña que, al subir las escaleras, para y mira. Mira y siente. Habla desde dentro. Como si el fuera fuera lo suyo. Como si el dentro fuera lo suyo también. Y lo es. Y todo más que existe, independiente de su descubierta, sigue siendo. Y ella, limpia y lista, sigue subiendo. La prisa, la convierte en tiempo. El impulso, lo convierte en cuidado. El sol adentra en sus ventanas más profundas. En sus miedos más oscuros. Y enseña la ausencia. Hay espacio en la ausencia. Hay cuerpo en su voz.

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